A diario todos conducimos nuestros vehículos para desplazarnos, ya sea de manera profesional (transportistas, taxistas, etc) o de manera privada (turismos y motocicletas) para ir al trabajo (in itinere), para ir a comprar, viajar, etc, por lo que todos estamos expuestos a sufrir un accidente.
La palabra accidente tiene su origen en la expresión latina “accidens” que significa “lo que cae, lo que sucede ocasionalmente”,
por lo que les suelo comentar a mis clientes que lo que les ha pasado ha sido un imprevisto con el que no contaban, aconsejándoles por ello que no se agobien ni busquen el porqué de su actual situación y que se centren en curar sus lesiones o en reparar sus daños.
Los perjuicios producidos pueden ser de dos tipos, los personales (corporales) y los materiales. Para su reclamación, la ley aplicable establece plazos muy cortos. Por tanto, recomiendo solicitar información y asesoramiento jurídico a la mayor brevedad posible, con el fin de que no se produzca la preclusión del plazo y la víctima se quede sin la indemnización que le corresponda. Animo al lector a que si ha sufrido un accidente de tráfico contacte conmigo a la mayor brevedad posible para concertar una reunión e iniciar los trámites para la reclamación. No deje de solicitar asesoramiento jurídico por mucho que le hayan dicho que Vd es el culpable, pues quien determina la culpa no es su compañía de seguros ni la patrulla de la policía que haya intervenido, sino el juez al que se le someta la reclamación. Muchos de mis clientes han podido comprobar que en asuntos en los que inicialmente se les reprochaba la culpa, han obtenido la indemnización correspondiente gracias a mis servicios.
Estoy a disposición del interesado a través de mi correo electrónico (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.) o llamando a los teléfonos indicados en esta web para obtener una rápida respuesta.